Etapa 1: Negación
La negación se considera frecuentemente la etapa inicial del proceso de duelo que experimentan muchas personas. El duelo representa una emoción significativa y poderosa, y es común responder con sentimientos intensos o repentinos. A numerosas personas les puede resultar complicado aceptar el cambio o la pérdida durante las primeras etapas del duelo como una manera de gestionar las emociones fuertes.
La negación puede proporcionar a los individuos más tiempo para asimilar y procesar la noticia, funcionando como un mecanismo de defensa habitual al reducir el impacto emocional. No obstante, a medida que se supera la fase de negación, es probable que emergen emociones previamente reprimidas. Este proceso puede conducir a enfrentar el dolor que se había evitado anteriormente, lo cual puede representar un desafío importante.
Etapa 2: Ira
Aunque la negación es un mecanismo de afrontamiento, la ira es una etapa que puede ocultar el duelo. La ira puede ser una emoción a la que algunas personas recurren debido a las emociones dolorosas que enfrentan. Esta ira puede dirigirse hacia otras personas, desde quien está en duelo hasta familiares y amigos que intentan brindar apoyo.
Algunos también pueden experimentar ira hacia objetos o situaciones. Aunque el cerebro racional reconoce que el objeto de la ira no es responsable de la muerte, las emociones de quien está en duelo pueden ser demasiado intensas para darse cuenta de ello. La ira puede originarse en sentimientos como el resentimiento o la amargura.
Es importante considerar que esta ira no siempre se manifiesta como furia visible. Algunas personas pueden no llegar a esta etapa, mientras que otras pueden permanecer en ella. Sin embargo, cuando la ira comienza a disminuir, es posible que se empiece a pensar de manera más racional y a enfrentar las emociones que se han dejado de lado.
Etapa 3: Negociación
El duelo generalmente provoca sentimientos de impotencia, desesperanza y vulnerabilidad extrema en las personas afectadas. Es común que quienes experimentan estas emociones busquen maneras de recuperar el control sobre sus vidas o intenten influir en el resultado de una situación o evento. Durante la etapa de negociación del duelo, es habitual que las personas comiencen a formular escenarios hipotéticos como "¿qué pasaría si...?" o "¿si tan solo...?".
Algunos individuos pueden intentar establecer acuerdos, tratos o promesas con una entidad superior en busca de algún tipo de alivio o cura para el dolor y la pena que experimentan. Esta etapa funciona como un mecanismo de defensa para alguien que se siente vulnerable y desesperado, ya que ayuda a posponer la confusión, la tristeza y el sufrimiento. En esta fase, también es posible que las personas reflexionen sobre acciones que ellos u otros podrían haber tomado para evitar la muerte.
Etapa 4: Depresión
La etapa de depresión en el duelo puede parecer más tranquila. Las etapas iniciales pueden sentirse muy activas, como la ira y la negociación. En esta etapa, uno puede superar las emociones de una manera más saludable.
Algunas personas pueden elegir aislarse para procesar la pérdida. Sin embargo, no es un paso fácil. La depresión tras una muerte puede ser confusa y abrumadora.
Aunque es normal, si alguien se queda estancado en esta etapa, es recomendable buscar ayuda psicológica.
Etapa 5: Aceptación
Aceptar el fallecimiento de una persona implica comprender el impacto que esto tiene en la vida presente. No obstante, es fundamental considerar que esta no es necesariamente una fase alentadora ni jubilosa del proceso, ni indica la superación del evento. Existen diversas formas en las cuales uno puede sentirse durante esta etapa.
Etapa 6: Encontrar el Sentido | Reconstrucción
En esta etapa, el objetivo es recordar a la persona fallecida con menos dolor. La persona puede buscar maneras de honrar al fallecido, adoptando nuevas prácticas o trabajando para ayudar a los demás. También puede intentar recomponer su vida para continuar adelante.
Con el tiempo, se puede comenzar a aceptar gradualmente la nueva forma de vida. Es posible que se empiecen a ver posibilidades de futuro y otras fuentes de esperanza.
Las cinco etapas del duelo, introducidas en 1969 por la Dra. Elisabeth Kübler-Ross, se han conocido con diversos nombres a lo largo de los años: "las cinco etapas de la muerte", "las etapas del duelo", "el modelo de Kübler-Ross" o "el ciclo de duelo de Kübler-Ross".